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Residuos de dispositivos inteligentes: el reto pendiente en la nueva normativa europea de reciclaje

La rápida expansión de textiles y productos cotidianos con electrónica integrada abre una brecha regulatoria que podría dejar miles de aparatos fuera de los circuitos adecuados de recogida y tratamiento, según alerta el sector del reciclaje tecnológico.

La proliferación de prendas conectadas, juguetes con sensores y artículos deportivos con tecnología integrada está generando una nueva categoría de residuos de dispositivos inteligentes que no encaja del todo en la actual clasificación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). Esta transformación del consumo digital plantea un desafío urgente para los sistemas de gestión y reciclaje tanto a nivel europeo como nacional.

Aunque la Unión Europea ha avanzado en materia de sostenibilidad y economía circular, todavía no existe una normativa específica que regule cómo deben gestionarse estos productos híbridos, a medio camino entre el textil, el plástico y la electrónica. El riesgo, señalan fuentes del sector, es que una parte creciente de estos artículos no llegue nunca a los canales formales de recogida.

Un crecimiento de residuos que supera la capacidad de reciclaje

El Global E-waste Monitor 2024, elaborado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y UNITAR, advierte de que la generación de residuos electrónicos crece a un ritmo superior a la capacidad de recogida y reciclaje formal. El documento subraya que los productos de pequeño tamaño son los más problemáticos, porque muchos consumidores no los identifican como aparatos electrónicos.

En el caso de los residuos de dispositivos inteligentes, el problema se acentúa. Prendas con sensores, wearables integrados en zapatillas o juguetes conectados suelen acabar en la fracción resto o en el contenedor equivocado. Esta falta de reconocimiento impide su correcta separación y dificulta la recuperación de materiales valiosos como metales, plásticos técnicos o baterías.

Desde Movilex, compañía especializada en la gestión de RAEE, se pone el foco en la necesidad de adaptar el marco normativo. «Nos encontramos ante un cambio profundo en la manera en que los productos se fabrican, usan y reciclan. Si la regulación no evoluciona al mismo ritmo, miles de dispositivos inteligentes podrían quedar fuera de los canales adecuados de tratamiento», señala Luis García Torremocha, CEO de la empresa.

Un marco europeo avanzado, pero aún incompleto

En los últimos años, la Unión Europea ha reforzado su legislación con varias normas clave. Entre ellas, la Directiva de Derecho a Reparar (2024), la revisión de la Directiva Marco de Residuos, en vigor desde el 16 de octubre de 2025, y el Reglamento de Ecodiseño para Productos Sostenibles (ESPR), que introduce el pasaporte digital de producto y nuevos criterios de durabilidad y reciclabilidad.

Sin embargo, estas herramientas, diseñadas para impulsar la economía circular, todavía no contemplan disposiciones específicas para los textiles con componentes electrónicos ni para otros artículos con módulos embebidos. Más allá de la obligación de que las baterías sean extraíbles y reemplazables a partir de 2027, según el Reglamento (UE) 2023/1542 sobre baterías y residuos de baterías, no se ha definido una categoría clara para este tipo de residuos.

Esta falta de precisión normativa complica la gestión de los residuos de dispositivos inteligentes, desde su clasificación hasta su tratamiento final. Además, dificulta que los productores asuman responsabilidades diferenciadas en función del tipo de producto y de los materiales que incorpora.

España mantiene el foco en los RAEE, pero sin categoría específica

En el ámbito estatal, el Real Decreto 110/2015 sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos sigue siendo la referencia principal. Desde 2018 se aplica un sistema de categorías abiertas, pensado para facilitar la incorporación de nuevos productos al catálogo de RAEE.

No obstante, los denominados productos híbridos, como los textiles con módulos electrónicos, se integran aún en tipologías generales. En la práctica, no existe una categoría diferenciada para textiles o artículos con electrónica embebida, lo que complica su identificación en los puntos de recogida, su desmontaje en las plantas de tratamiento y la trazabilidad de los materiales recuperados.

Como resultado, una parte significativa de los residuos de dispositivos inteligentes corre el riesgo de no ser reciclada correctamente, lo que supone una pérdida de recursos y una oportunidad perdida para avanzar en circularidad y reducción de emisiones.

Innovación y trazabilidad para anticipar la futura regulación

Ante esta realidad, Movilex está impulsando proyectos de innovación orientados a mejorar el tratamiento de estos nuevos flujos de residuos. La compañía trabaja en la valorización de plásticos técnicos, la optimización del reciclaje de baterías y la aplicación de herramientas digitales para la trazabilidad de materiales, entre otras líneas.

Estas iniciativas buscan aplicar a los residuos de dispositivos inteligentes la misma trazabilidad, seguridad y eficiencia que ya se emplean en el reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos convencionales. El objetivo es que, cuando la normativa se actualice, los sistemas de gestión estén preparados para integrar esta nueva categoría sin retrasos.

«La innovación y la mejora continua forman parte de nuestro ADN. Las nuevas tecnologías y la forma en que se consumen evolucionan de manera constante y, en consecuencia, la forma en que reciclamos y damos nuevos usos a estos residuos también debe avanzar», añade el CEO de Movilex.

Un desafío clave para la economía circular

De cara a los próximos años, la creación de una categoría específica para los residuos de dispositivos inteligentes, tanto en la normativa europea como en la española, se perfila como un paso fundamental. Esta medida permitiría mejorar la recogida selectiva, aumentar las tasas de reciclaje y garantizar que los materiales críticos regresen a la cadena productiva.

A la espera de esa regulación, las empresas gestoras de residuos tecnológicos continúan adaptando sus procesos para no dejar atrás esta nueva generación de productos. La evolución del mercado y la presión de los objetivos climáticos marcarán el ritmo al que las instituciones definan el futuro de estos residuos y su papel dentro de la economía circular.

Fuente
Movilex
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