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La pandemia de coronavirus deja clara la importancia de la sanidad, la investigación biomédica y la innovación en salud. Desde los primeros momentos de la crisis quedó demostrado que la asistencia hospitalaria tiene un valor incalculable para la sociedad, pero que también resulta esencial contar con un sistema de I+D que pueda aportar soluciones en el ámbito de la prevención, del diagnóstico y del tratamiento. Con la llegada de la COVID-19 se ha desarrollado en tiempo récord nuevos respiradores y nuevos test, se han puesto en marcha ensayos clínicos internacionales para probar fármacos y se han lanzado nuevos proyectos de investigación que abarcan desde retos tecnológicos hasta la búsqueda de vacunas.
Sin duda, el sector sanitario cobra una relevancia desconocida hasta ahora, pero al mismo tiempo la pandemia está derivando en una grave crisis económica que, en España, amenaza pilares básicos de la economía, como el turismo. ¿Es el momento de apostar por el desarrollo de un nuevo modelo económico basado en el conocimiento? ¿Estamos preparados?
El Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2018, publicado en diciembre de 2019, indica que el gasto sanitario público en Castilla y León supone el 6,5% del PIB autonómico y que esta comunidad dedica 1.467 euros por habitante, una cifra por encima de la media nacional, que se queda en 1.332 euros. La Gerencia Regional de Salud y la Consejería de Sanidad manejan más de un tercio de todo el presupuesto de la región, así que tienen un peso fundamental en la economía a través de gastos en personal, adquisición de bienes y servicios e inversiones.
Algunos hospitales de Castilla y León se sitúan en la parte alta de los rankings de referencia. Sin embargo, el sector de la salud abarca mucho más que esa atención sanitaria directa y visible. En realidad, teje una maraña de conexiones con la docencia y la investigación de las universidades de la comunidad (de gran prestigio en el área biomédica), los centros de investigación y las empresas privadas que innovan y tienen un papel creciente en la economía.“La definición de nuestro sector es cada vez más amplia”, afirma en declaraciones a DiCYT Rocío García Cañamaque, presidenta de Biotecyl, el Cluster de Salud de Castilla y León. Este foro aglutina a una treintena de entidades que van desde delegaciones de multinacionales como GSK o Cellus hasta pymes, pasando por centros tecnológicos, hospitales, organismos de investigación y asociaciones de pacientes. En definitiva, un nodo que conecta empresas, administraciones y sociedad en el ámbito sanitario.
“La salud es bienestar, por eso dentro del cluster hay compañías muy diversas y constituyen un motor económico importante”, comenta. Por ejemplo, “las tecnológicas son fundamentales por la relevancia de los datos informáticos en este campo, también se va a incorporar el sector veterinario e incluso hemos trabajado con el sector la construcción, porque cada vez está más claro que el entorno en el que vivimos también forma parte de nuestra salud”.
El Ranking ESP250 Salud, publicado a finales de 2019, indica que las 250 mayores compañías del sector de la salud en España facturan 66.000 millones de euros y generan más de 276.000 puestos de trabajo directos. Casi todas estas empresas se concentran en Madrid y Cataluña, pero la quinta comunidad en esta lista es Castilla y León, con siete compañías entre las importantes, que generan casi 6.000 empleos en la región. No obstante, el tejido empresarial vinculado a la salud en la comunidad es mucho más amplio: al igual que en otros sectores, abundan las pequeñas y medianas empresas, que en este caso aportan un gran valor a través de trabajos altamente cualificados.
“Hay muchas empresas creciendo cada vez más e incorporando empleo cualificado”, afirma García Cañamaque. Su propia compañía, León Research, es la mejor demostración: cuenta con 36 empleados y ofrece servicios relacionados con estudios clínicos, estudios con dispositivos médicos y farmacovigilancia. Su sede central está en León, pero ya está presente en Italia y Portugal. Por eso, considera que la comunidad autónoma “ya es un polo de atracción” para negocios del sector y “en particular, León”.
No obstante, predominan las pymes y necesitarían un mayor soporte para retener el talento. “Algunos proyectos no salen adelante porque falta el aval de las instituciones públicas, los impuestos suponen una gran carga y faltan fórmulas de liquidez”, indica la presidenta de Biotecyl”, afirma. Aún así, «somos empresas fuertes y seguimos trabajando a pesar de la crisis del coronavirus».
Es más, considera que el sector está llamado a ganar más peso en la economía tras la pandemia por dos motivos. “En primer lugar, deberíamos haber aprendido que hay que estar preparados y la prevención es fundamental para que no volvamos a sufrir una situación similar. En segundo lugar, los centros de investigación y las universidades son clave en la lucha contra este virus y los que puedan llegar en el futuro, así que las administraciones tienen que invertir para buscar soluciones. La pandemia se puede repetir y las instituciones deben estar preparadas, con partidas presupuestarias mucho más importantes”, añade.
El éxito de Immunostep
La crisis puede suponer una oportunidad para la investigación y la innovación en el sector de la salud y un buen ejemplo es el éxito de la empresa salmantina Immunostep. Con casi dos décadas de experiencia en el ámbito de los diagnósticos, esta spin-off de la Universidad de Salamanca se asoció con el CSIC hace meses para desarrollar un nuevo tipo de test de anticuerpos para conocer la inmunidad frente a COVID-19 que alcanzan una fiabilidad del 98%. Con menos de una veintena de empleados, la compañía asume ahora su producción y comercialización para dentro y fuera de España, un reto que exige crecimiento e inversión.
“Es posible que a partir de ahora se considere que este sector es estratégico, ya que hasta ahora no lo era tanto”, comenta Ricardo Jara, CEO de Immunostep. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que la pandemia “está provocando retrasos en otros proyectos de investigación no relacionados con el coronavirus”, advierte. En cualquier caso, la clave para competir en el ámbito internacional es la financiación: “Uno de nuestros inversores siempre decía que si los fondos de inversión son raquíticos, las empresas también lo van a ser. En España la inversión privada suele ser a través de pequeñas rondas. Hay proyectos biotecnológicos de 10 personas a un año por un millón de euros, mientras que Estados Unidos invertirían en lo mismo 10 veces más. Es decir, que cuentas con muchos más recursos y es mucho más fácil acelerar los desarrollos y hacer que las empresas sean competitivas a nivel internacional más rápido”.
Según Jara, en el ámbito de la salud en Castilla y León existen muchos proyectos incipientes “que se podrían fortalecer y dar lugar a un sector que realmente fuera importante”. Esta apuesta por el desarrollo basado en el conocimiento sería “estratégica” y la comunidad cuenta con muchas características a su favor, como el factor del envejecimiento, que puede ser objeto de muchos proyectos de investigación e innovación para los que existe abundante financiación por parte de la Unión Europea.
“Dentro de los sectores estratégicos por los que apuesta la comunidad, el biotecnológico o biosanitario es uno de ellos, pero aún está bastante por detrás de sectores tradicionales, como la automoción y la alimentación. En la práctica, el ecosistema es todavía muy débil, mucho más pequeño de lo que podría ser, pero hay universidades y centros de investigación que son punteros a nivel nacional”, destaca el cofundador de Immunostep.
Financiación y talento
Coincide con este análisis Noemí Hernández Bello, directora financiera de Amadix, una empresa con sede en Valladolid que se dedica a desarrollar y comercializar test para diagnosticar el cáncer en personas sanas de forma muy precoz, antes de que aparezcan los primeros síntomas de la enfermedad. “Castilla y León cuenta con centros punteros de investigación del cáncer y otras patologías, así como universidades y hospitales de primer nivel”, comenta. Sin embargo, “sería deseable mejorar en la transferencia del conocimiento desde la investigación en ciencia básica a las empresas, con el fin de que todas las innovaciones que se están desarrollando en nuestra región finalmente mejoren la salud de nuestros pacientes en los hospitales”.
Otra cuestión clave sería que el personal altamente cualificado que se forma en la comunidad no tuviera que desplazarse para desarrollar su carrera profesional. “Hay mucho talento en Castilla y León, y tenemos que ser capaces de encontrar la forma de retenerlo, ofreciéndoles proyectos profesionales que les permitan quedarse y formar aquí sus familias. Sería muy importante contar con una apuesta clara del Gobierno regional para promover la contratación de perfiles investigadores, con alto grado de cualificación”, añade.
Del mismo modo, espera que a nivel nacional los próximos Presupuestos Generales reflejen la importancia de la investigación sanitaria. “En solo unos meses, y debido a la pandemia, la sociedad se ha dado cuenta del papel tan importante que tienen la ciencia y la investigación en la mejora de la salud. Nuestro sector biotecnológico está adquiriendo cada vez más importancia”, asegura, poniendo como ejemplo que en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica figura la Asociación de Empresas Biotecnológicas (ASEBIO).
En la actualidad, Amadix trabaja en el desarrollo de pruebas diagnósticas para detectar en la sangre el cáncer de colon, pulmón y páncreas. Para que estos y otros proyectos innovadores salgan adelante e impulsen la economía regional es vital que se establezcan sinergias entre el ámbito público y privado. “Hay instituciones, como Biotecyl, que están ayudando mucho a la formación de este ecosistema pero todavía nos queda camino por recorrer”, declara.
Fuente: DICYT