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La violencia de género aleja de empleo a 7 de cada 10 mujeres víctimas

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El próximo 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Por undécimo año consecutivo, el Observatorio de la Vulnerabilidad de la Fundación Adecco, con la colaboración de 27 empresas, presenta el informe Violencia de género y empleo, con el objetivo de posicionar el empleo como activo esencial para la recuperación y normalización de la vida de las mujeres víctimas, incentivando la puesta en marcha de iniciativas para acelerar su inclusión laboral.

El presente análisis basa sus conclusiones en una encuesta a 350 mujeres desempleadas que están superando un proceso de violencia de género y buscan un trabajo para salir adelante, complementada con cifras de otras fuentes oficiales de referencia.

En 2022 se alcanzó el máximo histórico en denuncias por violencia de género. – En 2023, han aumentado un 11%

En los últimos años se ha evidenciado un aumento en el nivel de concienciación y sensibilidad con respecto a la violencia de género.  Los medios de comunicación y las redes sociales se han alzado como plataformas para denunciar casos que se han convertido en mediáticos, propiciando la irrupción de campañas de sensibilización, movimientos de empoderamiento, nuevas leyes y políticas para proteger a las víctimas e, incluso, cambios en las normas sociales que conducen a una mayor aceptación y apoyo para las mujeres víctimas de la violencia de género.

Esta creciente sensibilidad se ve reflejada en las cifras de denuncias por violencia de género, que han seguido una tendencia ascendente desde el punto de inflexión de la pandemia, cuando experimentaron un gran descenso debido a las dificultades de las mujeres para pedir ayuda y visibilizar su situación en el contexto Covid-19. Así, en 2022 se alcanzó el máximo histórico en el número de denuncias por violencia de género. En concreto, se interpusieron 182.065, un 12% más que el año anterior y un 20,7% más que en 2020. Esta tendencia ascendente sigue presente en lo que llevamos de 2023 (datos primer trimestre), cuando se ha registrado un incremento del 11% con respecto al mismo periodo del año anterior.

La violencia de género es una lacra social que puede afectar a todas las mujeres; sin embargo, existen condicionantes que pueden alargar el proceso y dificultar aún más la situación de las víctimas. Uno de ellos es sin duda el desempleo, una circunstancia que desprovee a las mujeres de recursos económicos e independencia, experimentando además una merma de su círculo social y autoestima.

Los resultados del presente informe arrojan una impactante cifra: la violencia de género aleja del empleo a 7 de cada 10 mujeres. Así, y preguntadas por su situación y expectativas laborales en el momento de sufrir la violencia, el 70% responde que dicha violencia mermó sus oportunidades laborales, ya sea porque querían buscar empleo, pero no se sentían con la seguridad y/o confianza suficientes (65% de los casos) o porque, teniendo trabajo, se vieron forzadas a dejarlo por la presión ejercida por su pareja (35%).  En el primer caso, es significativo cómo la violencia de género puede erosionar la autoestima de una mujer, haciéndola sentir incapaz o no cualificada para el mundo laboral. En el segundo caso, las mujeres encuestadas afirman que su agresor ejerció un severo control sobre ellas, a través de amenazas, manipulaciones e incluso violencia física, forzándolas a dejar su trabajo, con el resultado de un mayor aislamiento social de la víctima y un refuerzo de la posición de poder de la persona agresora.

Un desempleo de larga duración que urge combatir

Las 350 mujeres que han participado en esta encuesta están superando hoy un difícil proceso de violencia de género y buscan un empleo para reconducir sus vidas. Sin embargo, no está resultando tarea sencilla, ya que más de la mitad (55,5%) lleva más de un año en situación de desempleo.

Entre los principales obstáculos o barreras que encuentran en este camino, destacan la inseguridad y la autoestima (65%), el temor a ser localizadas por la persona agresora en el puesto de trabajo (44%), la incompatibilidad de horarios para hacer frente a sus responsabilidades familiares (33%), la ausencia de medios digitales para buscar trabajo (30%) y el desconocimiento a la hora de definir una estrategia de búsqueda de empleo (21%).

Mayor exposición a la pobreza: dificultades para llegar a fin de mes y trabajo irregular

Como se ha destacado en el epígrafe anterior, el desempleo de larga duración acompaña a más de la mitad de las mujeres víctimas en búsqueda activa de trabajo. Esta situación las expone de forma más acusada a la pobreza y al riesgo de exclusión, como así arrojan las cifras del presente análisis.

En concreto, la gran mayoría (97,3%) manifiesta algún grado de dificultad para llegar a fin de mes (un 68,4% termina la mensualidad “con mucha dificultad” y un 28,9% lo hace “con dificultad”).

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