El mayor discriminador

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Periódico de León / Isidro García Getino / Educación / Opinión

La escuela, como medio ambiente humano no natural, necesita de  una preparación previa; un desarrollo natural físico y emocional suficientes para abordar aprendizajes convencionales que requieren madurez y organización neurológica de cierto nivel. Educar es lo que se debe hacer hasta los 6-7 años, pero eso no tiene nada que ver con escolarizar. Nuestro sistema educativo, que confunde educar con escuela y escolariza desde los 3 años y antes, propicia en muchos niños desajustes que van evolucionando hacia el muy conocido fracaso escolar primero y  hacia la discriminación social y laboral posteriormente.

La escuela es algo muy importante PERO es un  medio NO NATURAL (podría incluso decirse no ecológico, pero no lo voy a decir para no extenderme). Sí insistiré en que como MEDIO NO NATURAL necesita unos mecanismos que, si no se habilitan previamente, se propicia el fracaso=discriminación; algo que está sucediendo de forma absolutamente desproporcionada, aunque no se reconozca oficialmente. Admitir más de un 3 o un 5% de fracaso escolar es no querer reconocer el enorme fracaso del Sistema.

La naturaleza no nos prepara genéticamente para la escuela. La naturaleza nos prepara para aprender naturalmente, para aprender de lo próximo y los próximos, aprender por imitación y mediante contemplar, explorar, descubrir,…Sabemos que los aprendizajes escolares no son aprendizajes naturales, son convencionales. Además de ser convencionales son complicados, exigen un equipamiento senso-motor desarrollado, agudo, afinado, ágil y bien integrado. – ¿Te das  cuenta que no he mencionado para nada que hay que ser inteligente, o tener un buen cerebro? -. Afortunadamente la inteligencia suele responder en el 98% de las personas; algo que no podemos afirmar de  los demás elementos que intervienen en el aprendizaje escolar si no se preparan y  que son los que hacen que este niño (cada niño) esté habilitado  -o no-  para aprender lo convencional–escolar. ¿Dispone este niño del equipamiento (lote de herramientas psico-físicas) que necesita para aprender las complicadas destrezas, habilidades y estrategias convencionales  que le demanda la escuela?

Cuando empieza la escuela, ¿está el niño preparado para ese aprendizaje?
La respuesta a la pregunta que precede es obvia:

-. A los 3 años NO.

-. A los 6 años unos si y muchos no. La escuela infantil no es lo que necesitan los niños antes de los 6-7 años. De los 0 a los 6 años necesitan educación, necesitan experiencias, naturaleza, imitación y vivencias. Necesitan un cuerpo habilitado para estar, para recibir y para responder.

-. A los 12 años unos pocos sí y los demás no; pero para entonces el instinto de supervivencia ya ha elaborado gran variedad de estrategias: El espabilado que sale adelante “no se sabe cómo”. El vago que no quiere, aunque “podría si quisiera”. El que se dedica a “otras cosas”. El pobrecito desfasado que “ya no recupero”. El machacado con horas extra de “más de lo mismo”. El que abandona prematuramente porque “no aguanto más”. El incordiante, molestón, insoportable. El inquieto, inestable, descontrolado porque no soporta su propio desasosiego ya que nada en él está en su sitio, lleva muchos años “descolocado”.

Hay que buscar culpables y se reparten las culpas en “cuartos”: Sociedad, padres, maestros y  los mismos niños. Al 25% = 100 ¡¡Resuelto!! Aquí no pasa nada. Es el Sistema Educativo, y si no función para una mayoría, pues mala suerte.

 ¿A qué distancia nos encontramos de que lo que cuente sea la persona del niño, su desarrollo real, sus características y sus necesidades de preparación para lo no natural? ¿A qué distancia de que la escuela sea para los niños y no los niños para la escuela?

 No sé a qué distancia, pero sí sé que se puede prevenir la discriminación que está induciendo. La discriminación está en  la política de “educación inclusiva” = todos al mismo “saco”. Y en el saco lo que hay es igual para todos,  todos al mismo tiempo, al mismo ritmo, “la misma comida” – aunque sean celíacos, diabéticos, poli-alérgicos, mocosos o bulímicos. – ¡¡Y el que no siga el paso, ración extra, “más de lo mismo” por los años de los años!! Eso es una enorme discriminación. El sistema educativo está discriminando a la gran mayoría de los escolares, no les da las oportunidades que personalmente necesitan, a su debido tiempo: madurez y desarrollo físico (senso-motriz).
Nosotros abogamos por la prevención del fracaso escolar, ese gran discriminador.

Desde muy pronto, 3-5 años, profesores y muchos padres ven que “algo en este niño no funciona bien”, sus habilidades y destrezas para aprender, funcionar, evolucionar, no van  al ritmo regular propio de los niños. El fatídico  término inmadurez (o retraso madurativo) aparece pronto como bálsamo suavizante (el tiempo madura las peras pero no necesariamente a los niños). Quizás el/la pediatra había observado, había visto, había sospechado, había comprobado…”¡ya madurará!”, “cada niño es diferente” (pero en la escuela va al saco), “unos tardan más y otros menos” (algunos se quedan).

¡Qué preciosa colaboración si la pediatría…! (pero ellos “son médicos”).
La “maduración” de los humanos es desarrollo (que no es lo mismo que crecimiento) y no es estacional. El retraso madurativo es un desarrollo que no va bien porque algo dentro del niño (o fuera) está poniendo barreras al proceso. Los obstáculos al desarrollo armónico de un niño pueden ser de muy diversa  índole. Los humanos somos muy complejos, tenemos un cuerpo tan maravillosamente complicado que uno se admira de que, en la gran mayoría,  funcione todo de forma correcta.

Hoy sabemos algo, bastante quizás, sobre desarrollo de los niños, sobre lo que implica aprender y qué podemos hacer cuando encontramos barreras que están  obstaculizando el desarrollo o el aprendizaje,  sobre todo el aprendizaje convencional–escolar de un niño. Una cosa es segura, y queremos advertir firme y encarecidamente sobre ello: Ningún niño antes de los  10 años o más, es culpable de aprender poco o mal, de ser vago o de estar desmotivado. Generalmente tampoco tienen culpa los profesores y, salvo excepciones, los padres no son los obstáculos. Unos y otros necesitan aprender a VER.
Sucinta y parcialmente vamos a enumerar  obstáculos frecuentes en el desarrollo de un niño, que le dificultan el aprendizaje escolar–convencional, y que tenemos que VER; pero VER qué?

-. El control del movimiento, que necesita de un conjunto de sentidos bien desarrollados, desde el vestibular y propioceptivo (sentidos internos) hasta el ritmo, la orientación, las dominancias laterales y, en conjunto, la integración sensorial; algo que damos por supuesto pero que, a menudo, es una carencia o déficit que provoca muchos problemas para aprender. “El movimiento desarrolla un sistema de equilibrio eficiente y un eficiente sistema de equilibrio controla el movimiento“ (Melodie de Jager, 2010).

-. El bajo tono muscular de muchos niños que apenas hacen ejercicio.

-. Problemas de audición y/o de visión. No hablamos de agudeza visual o auditiva; podemos ver y oír bien pero tener alteraciones en la visión o en la audición que influyen mucho en el aprendizaje escolar. Hay muchas dificultades causadas por una visión no bien desarrollada, o forzada antes de tiempo. La vista no termina su desarrollo hasta los 9 o más años y desde los 3 años puede estar forzándose. Enseñar a mirar es importante, pero leer no lo es antes de los 6 años.

-. Reflejos primarios activos (aberrantes) que impiden un normal desarrollo y una buena integración sensorial, de hecho condicionan todo lo anterior y afectan mucho al auto-concepto y la autoconfianza del niño.

Todo niño con uno o varios de los obstáculos anteriores mostrará inmadurez o retraso en sus procesos de  aprender.  Hoy podemos abordar y superar con cierta facilidad cualquiera  de las situaciones mencionadas. Para ello tenemos que observar con nuestra mirada en el niño. El tiempo, “un verano más”, no es suficiente remedio, “más de lo mismo” suele provocar hastío, cansancio y  rechazo de los aprendizajes convencionales que son difíciles y  áridos; eso en el mejor de los casos, pues lo más frecuente es que logremos un niño convencido de su incapacidad, de su torpeza, de que él no vale para estudiar,  ¡ya tenemos el fracaso escolar en ciernes! y la discriminación a las puertas.

La observación de dificultades, de retrasos evolutivos, de alteraciones motrices, sensoriales o de comportamiento en un niño, debe llevarnos a padres y educadores a cambiar nuestra mirada al niño, pues cualquiera de esas señales puede derivar posteriormente en dificultades de aprendizaje en la escuela. Empecemos por profundizar en la observación, después a compartirla entre ambos y, cuanto antes, buscar soluciones para una prevención eficaz del fracaso que discrimina.

Prevenir es siempre más práctico y más sabio que curar o llegar tarde. El Método “Mente en Acción-Movimientos que Mejoran la Mente” (Mind Moves), de la Dra. M.de Jager, aporta un grandísimo elenco de ayudas, sugerencias y procedimientos ampliamente ilustrados y contrastados  para abordar  los problemas apuntados: inmadurez, retrasos, comportamientos alterados, dificultades de aprendizaje, etc. Son los grandes discriminadores que invaden la escuela y multiplican el acoso.

PREVENIR es la clave. Se puede fácilmente prevenir más del 80% del fracaso escolar que tenemos en España.

PREVENIR se hace antes de que se produzca el daño.

PREVENIR es hacer las cosas en orden y educar es anterior a leer y escribir, aunque se siga educando también en la escuela.

PREVENIR es preparar mediante un desarrollo psico-físico que facilite los procesos posteriores de aprender escolarmente.

PREVENIR es poner el sistema de enseñanza como complemento del sistema que educa de base, con cimientos, con fundamentos antes de empezar a construir en altura.

Hay en marcha un comité parlamentario que prepara las bases para ¿una reforma educativa en profundidad? Si no se venden a la ideología de género, sino que por el contrario piensan y trabajan en poner buenas bases y cimientos para edificar un sistema que sustente un país, quizás puedan tener en cuenta criterios para PREVENIR  el MAYOR DISCRIMINADOR.